La creadora, Tove Jansson
Tove Jansson (Helsinki, 1914-2001) era una amante de la aventura y las situaciones fantásticas. Nació en una familia muy creativa, ya que su padre era el escultor Viktor Jansson y su madre la diseñadora gráfica Signe Hammarsten. Sus hermanos Per Olov y Lars fueron fotógrafo y escritor, respectivamente. Los Jansson vivían en su destartalada casa taller en la capital finlandesa, rodeados de sus propias obras de arte e imbuidos de cultura con una niñera que les leía a los clásicos y un monito como mascota. Según contaban sus padres, Tove aprendió a pintar antes que a caminar. Desde muy pequeñita observaba a su madre dibujando, así que es normal que ella también demostrara interés. En sus comienzos alternaba las pinturas con las ilustraciones. A los 15 años su trabajo llamó la atención de la revista satírica Garm, para la que realizó numerosas portadas. Jansson estudió arte en Helsinki (Escuela de Artes Gráficas de la Academia de Bellas Artes), Estocolmo (Escuela de Arte, Artesanía y Diseño), y París (L’ École d’ Adrien Holy y L’ École des Beaux-Arts de Paris). Regresó a Finlandia en 1939, a punto de estallar la II Guerra Mundial. Su hermano Per Olov fue enviado al frente, situación que la familia vivió con gran temor al no recibir ningún tipo de noticias suyas. Tove centró toda sus energías en su trabajo, pues seguía dibujando para Garm, expresando su carácter antitotalitarista y reflejando los estragos de la contienda. Es en este contexto bélico, que tanto le afectó emocionalmente, que Jansson desarrolló el universo paralelo de los Moomins. Tras la guerra Jansson realizó diversos encargos para la ciudad de Helsinki, en especial grandes murales para edificios públicos. Alternaba este trabajo con la escritura y la ilustración de tiras cómicas en diversos medios. Su fama se acrecentó en las siguientes décadas, por lo que Jansson unía a sus trabajos a contestar personalmente las cientos de cartas que le envíaban sus seguidores. Cuando conoció a la artista Tuulikki Pietilä (1917-2009), Jansson no estaba pasando por un buen momento. Se sentía agobiada por el mundo de fantasía que había creado, pero sin poder pintar lo que más le apetecía ni disfrutar de la naturaleza o de la diversión en las islas. Decidieron mudarse allí para poder vivir libremente: primero se construyeron una pequeña cabaña y tiempo después una casita algo más estable. Allí pasaron el resto de su vida, viviendo en un verano eterno.